Hace años que circulan en Moscú rumores -y hasta obituarios- sobre Lavrov, que en alguna ocasión ha mostrado en privado su deseo de liberarse de la agenda de viajes a la que se subió con su nombramiento en 2004. El nuevo Mister Niet (así apodaron en su día a Andrei Gromiko, ministro de Exteriores soviético por su habitual "no" en negociaciones y vetos en la ONU durante décadas) está cansado y soñó con presidir el Parlamento o el partido del Gobierno; pero tampoco pertenece a ninguna familia que le pueda asegurar el retiro plácido al que aspira la gerontocracia rusa. En un momento en el que la acción exterior de Putin se resume en trabucos y cofres (tomar al asalto Ucrania y, a la vez, comprar el favor o al menos la inhibición de Estados Unidos), la diplomacia más tradicional ha quedado, por muy retorcida que intente ser para no perder comba, algo arrinconada.
Author: Xavier Colás
Published at: 2025-11-11 23:04:40
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