La confusión, las colas y las aglomeraciones de quienes se bajan de la línea 6 (parcialmente cortada por obras) para continuar su recorrido con el servicio sustitutivo de autobuses se repiten, según los vecinos, cada día y al menos dos veces por jornada: entre las seis y las nueve de la mañana, y vuelve a estallar alrededor de las dos de la tarde. Y es que en ese tramo de acera de los pares —pegado a la boca de Metro de la estación homónima y hoy convertida en final de línea para los viajeros que van camino a Moncloa—, los empujones, las apreturas, las filas, las esperas y las fotos de indignación con el móvil para pasar el rato se han convertido en la tónica habitual. Mientras tanto, durante los momentos de menos ajetreo, entre oleada y oleada, los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes bromean sobre la situación: «De seis a ocho esto es la guerra», dice un empleado de la EMT a su compañero, mientras otro invita a unos turistas asiáticos a subir por la puerta trasera del autobús.
Author: Daniel J. Ollero
Published at: 2025-06-04 22:42:06
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