Abrazos de liberación, un ambiente sano, nada tóxico y una dosis de sufrimiento añadida por el árbitro permitieron que el sabor que deja el triunfo contra el Valencia, el primero de la temporada, fuera fantástico. No se podía hablar de una final en la octava jornada, pero sí que había la sensación de que, sobre todo teniendo en el horizonte la visita al campo del Barça, todo lo que no fuera ganar suponía dar un paso en falso muy peligroso en las aspiraciones de ver reaccionar a este Girona. Volvía a dominar el Girona un partido que se envenenaría a raíz de la decisión de Díaz de Mera de enseñar la segunda amarilla a Iván Martín y expulsarlo.
Author: Marc Brugués
Published at: 2025-10-04 16:57:46
Still want to read the full version? Full article