El diablo es puerco: adelantó la hora de mi muerte

El diablo es puerco: adelantó la hora de mi muerte


Y además, siento una gran empatía con Cenicienta, pues cuando se le presentó la oportunidad de ir al baile como una princesa de “moda americana” (nada de lo que llevaba era de marca: ayote por carroza, ratones por caballos, cortinas por vestido y caites por zapatillas de cristal), le asignaron una maldita hora de llegada: 12 en punto, lo que le impidió disfrutar de su noche mágica. Todos me llevaban los años suficientes como para que mi mama se preocupara del ambiente en que me desenvolvía, pero el salario se necesitaba, y yo, con tal de poner en práctica lo que iba aprendiendo en la ‘U’, era como un zaguate al que le abren la puerta. Y como nadie nos quita lo “bailao”, cada vez que oigo a Sabina con su tema “Y nos dieron las diez…”, canto mi propia versión, muerta de risa: “Y nos dieron las dos y las tres, las cuatro y las cinco y ya casi las seis, y asustados al amanecer, nos sorprendió mi mama”.

Author: Ana Coralia Fernández


Published at: 2025-09-28 14:00:00

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