Pronto veremos equipos de Israel compitiendo en carreras ciclistas, Eurovisión o campeonatos de baloncesto como si no fueran responsables de los asesinatos y martirio de decenas de miles de personas inocentes y desprotegidas. Si no podemos evitarlo porque nuestros líderes políticos tienen otros intereses y han puesto su mirada en rearmarse, romper relaciones comerciales u obligarnos a cargar con baterías inútiles en nuestros coches para circular por nuestras ciudades, quizás deberíamos preguntarnos cómo sacar conclusiones y aplicarlas a nuestro acerbo cultural para evitar que esto vuelva a suceder. Declaremos que Dios no existe y en contra de la justificación de Trump, Netanyahu o Putin reconozcamos que todo esto es obra de los hombres, de los hombres malvados y que quien invoca el nombre de Dios para sus fines es plenamente consciente de que se lo está inventando.
Author: Serafín Hernández Blázquez
Published at: 2025-09-08 17:03:22
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