La decisión de Pekín, en abril, de crear un sistema de licencias para siete de los 17 elementos de la tabla periódica que forman el grupo de las llamadas "tierras raras" y de situar a 17 empresas y entidades estadounidenses —todas, menos una, especializadas en la producción de sistemas de defensa ultrasofisticados— supuso un salto cualitativo en el conflicto entre ambos países, que comenzó en 2018 y que no ha hecho más que agravarse desde entonces, con tonos de "guerra total" desde que Donald Trump anunció los aranceles a todo el planeta (con la excepción de Rusia, Corea del Norte, Bielorrusia y alguna otra dictadura) el 2 de abril. Los funcionarios estadounidenses habían señalado que el Gobierno de Trump aliviaría las restricciones a las exportaciones de tecnología a China, a cambio de que el de Xi Jinping dé más licencias de exportación. El pasado viernes, durante la llamada telefónica entre los líderes de las dos economías más grandes del mundo, el presidente chino había tirado de una analogía marítima en la que comparó a Estados Unidos y China con grandes barcos dirigidos por dos capitanes que sostienen firmemente el timón para mantener el rumbo frente a un gran temporal.
Author: Pablo Pardo, Lucas de la Cal
Published at: 2025-06-09 19:35:31
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