El calor no es el verano

El calor no es el verano


Es por eso que hay quien odia el verano con la fuerza con la que se odia el sudor, aunque ... a estas alturas yo podría defender incluso la canícula pegajosa de los días largos, cuando el cuerpo pesa y transpira y la vida se aplatana y hay que levantarla con el pulso del espíritu, que es el pulso que los felices le están echando a los tristes. El calor, creo, viene a ser un verano desgraciado, un verano de ciudad, de asfalto, de piedra, un verano incómodo que esconde la certeza más desoladora de todas: la de que la vida está sucediendo en otra parte, donde no estás tú, donde tal vez podrías estar si no tuvieras que trabajar (también la gente confunde el trabajo con la labor, y creen que madrugar dignifica, y se mueren igual). España no vive una ola de calor: vive una conversación interminable sobre el calor en la que todos nos miramos a la cara como iguales y reconocemos en el rostro del otro nuestra propia miseria, y compartiéndola la hacemos más pequeña, y ya de pronto, sin darnos cuenta, llega el atardecer y la noche de verano, que es un verano en miniatura, y Madrid se parece sin quererlo a esos lugares en los que la vida va despacio y se sirve por rondas, y el encanto dura poco, pero dura lo suficiente para volver a empezar.

Author: (abc)


Published at: 2025-07-01 17:25:35

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