Los aranceles sin precedentes del 145% que impuso el presidente norteamericano el 11 de abril a las importaciones chinas, y que llevó esta semana al 245% en respuesta a las “medidas de represalia” de Pekín, tienen un objetivo asumido: poner fin, de una vez por todas, al “saqueo” de la economía estadounidense supuestamente orquestado desde hace años por Pekín. En respuesta a los aumentos de aranceles estadounidenses, Pekín acaba de incluir en una lista de exportaciones de materiales de doble uso (civil y militar) siete categorías de tierras raras que se utilizan en la aeronáutica civil y militar, así como en componentes usados por los servidores de inteligencia artificial. Y todas las medidas de represalia anunciadas por Pekín esta última semana —además de las restricciones sobre tierras raras— así lo confirman: China dejó de importar 90% del petróleo estadounidense para remplazarlo totalmente por crudo canadiense, gracias a un pipeline que llega a Vancouver; ordenó a sus líneas aéreas suspender todas las compras de aviones y de material aeronáutico en Estados Unidos, lo que podría representar la pérdida de órdenes de fabricación de unos 8830 Boeing en los próximos 20 años, sin contar con la docena listos para ser entregados; dejó de importar carne de Estados Unidos en beneficio de Australia; las autoridades de Hong Kong ordenaron al correo chino congelar los envíos de encomiendas con destino al país norteamericano.
Author: Luisa Corradini
Published at: 2025-04-19 19:40:30
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