Si Sánchez está en guerra contra el tiempo que hace, el que lleva las cuentas y las comisiones de toda esta contraofensiva, híbrida y unilateral, cada cual a lo suyo, manda a sus soldados contra el fenómeno de la inmigración, también convertido en dogma de una guerra tan santa y profética como la del cambio climático. Si el Puy du Fou que hace un mes montó Trump en California desgrava en la declaración de la renta de la OTAN, y partiendo del principio de que en la guerra santa todo vale, Sánchez está tardando en fichar al asesor fiscal de Ana Duato y a Cristóbal Montoro, del mismo ramo, para tratar de meter como gasto defensivo lo de arreglar tuberías, limpiar calles de barro o echar una mano en el monte. Cada uno es muy libre de inventarse enemigos y fantasmas, y de instrumentalizar el miedo que provocan, pero hemos alcanzado tal grado de sofisticación bélica, de altura teologal y de negacionismo cruzado que desde el mismo bando –la OTAN del 5 por ciento– dos aliados impugnan la existencia de la amenaza que por lo más sagrado combate el de enfrente, que es el de al lado.
Author: (abc)
Published at: 2025-07-21 17:14:27
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