Se trata de una auténtica victoria para Putin incluso sin haber ganado la guerra sobre el terreno, donde ha empujado las fronteras pero no ha cumplido ni su objetivo más ambicioso de 2022 (la toma de Kiev, rusificación de Ucrania y la sustitución de Zelenski por un títere a su servicio) ni su objetivo secundario: la ocupación de todo el Donbás. La tragedia para Ucrania es que el intercambio de tierras no es tal, porque ambas, tanto las que se supone que cederá Moscú como las que entregaría Kiev, son ucranianas y reconocidas así por Rusia en el memorando de Budapest de 1994, donde el Kremlin aceptó la independencia de su vecino y sus fronteras, incluyendo Crimea, a cambio de que Kiev entregara sus armas nucleares. Desde que comenzó su sangrienta invasión, en la que las tropas de la Z han cometido todo el catálogo de crímenes de guerra que un ejército puede poner en marcha, Putin está usando la violencia bélica para conseguir el reconocimiento internacional de los territorios anexionados a la fuerza y limitar a la vez la soberanía de Ucrania y la legitimidad de su gobierno, como ya ha hecho en Moldavia o Georgia, países troceados por sus tanques.
Author: Alberto Rojas
Published at: 2025-08-16 22:00:24
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