El lago de As Pontes de García Rodríguez, casi en la frontera con Lugo, es el paradigma de la ingente transformación de un paisaje y la reconversión de todo un pueblo ligado intrínsecamente a la energía para explorar otras vías, de los neumáticos chinos a la náutica, y que pivotan en torno a uno de los mayores embalses artificiales de Europa y a la segunda reserva de agua de Galicia. El yacimiento minero, que llegó a emplear a un millar de personas, se cerró el 31 de diciembre de 2007 y la central -que pasaba por ser una de las más contaminantes del mundo, de acuerdo a los registros de emisiones de CO₂ de la UE y de WWF- se clausuró finalmente en octubre del 2023 después de 47 años de actividad y varios aplazamientos por el Covid y la crisis energética que abrió la guerra de Ucrania. Hoy, la sombra de su gran chimenea -365 metros, 50 más que la Torre Eiffel-, que era el símbolo de la localidad y la espina dorsal de la central térmica, se proyecta sobre una lámina de agua con unas dimensiones de vértigo: 5 kilómetros de largo, 18 de perímetro y profundidades que alcanzan los 207 metros en algunos puntos, donde la mano del hombre horadó la tierra para extraer el carbón.
Author: L. Bustabad. A Coruña
Published at: 2025-07-26 13:46:00
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