La buena intención del consistorio es evidente: recuperar el espíritu del boom -cuando Barcelona imantaba a figuras de la magnitud de Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa- y abrir una ventana de proyección lingüística y cultural que funcione en ambos hemisferios, que diría la Constitución de 1812. Si las actuales Administraciones catalanas dedicaran a favorecer la creación en catalán solo un mínimo porcentaje de los ingentes recursos que dedican a entidades demonizadoras de la lengua española en la enseñanza, la cultura y los comercios -como Plataforma per la Llengua- es posible que la "minorización" retrocediera en lugar de avanzar. Por las mismas, suena raro perseguir la oficialidad de la lengua catalana en Europa -algo de lo que todos los catalanes, incluida yo, podríamos alegrarnos- mientras se arrincona el español en las aulas y se castiga su uso en los comercios.
Author: Anna Grau
Published at: 2025-12-04 23:02:38
Still want to read the full version? Full article