Y termina con estas palabras: "Sobre lo que parece que se ha roto en el llanto/ estamos todos/ mostrando el tanto de brillo de una lágrima./ Somos los apasionados magníficos/ los pequeños exaltados/ siempre floridos,/ los de rostro transitable,/ estamos todos,/ esperando sobre la piedra erguida,/ somos los de dentro y los de fuera,/ somos los americanos“. Antes de la invención de la escritura, los humanos primitivos eran capaces de leer la realidad que veían y vivían: distinguir entre el depredador y la presa en el horizonte lejano, reconocer a un pájaro que se desliza en los toboganes del viento, descubrir a un felino al acecho a partir de un breve atisbo de movimiento, interpretar las señales del paisaje e identificar las huellas de otros seres vivos en la tierra. Nosotros, los seres humanos, fuimos más allá de la escritura fugaz de la selva: aprendimos a conservar el rastro de las palabras, de las ideas y de las historias siglo tras siglo, a través de la pleamar de los tiempos.
Author: Irene Vallejo
Published at: 2025-07-20 15:15:00
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