El último pleno de la temporada del Ayuntamiento de Madrid antes del parón estival ha estado marcado por las ausencias, las despedidas y la presencia virtual del alcalde José Luis Martínez-Almeida, que, con rostro serio y mano en el mentón, observó silenciosamente una sesión convertida en bronco choque de trenes que versó en una sucesión de acusaciones cruzadas de corrupción, alusiones a las checas de la Guerra Civil, el boicot de las activistas del Sindicato de Inquilinas o un minuto de bocinazos a micrófono cerrado entre Nacho Murgui (Más Madrid) y Borja Carabante (PP), mientras el presidente del Pleno pedía orden en una sesión en la que incluso los puntos de debate sobre la inmigración o la ola de calor se convertían en mascaradas para afear las vergüenzas del adversario, con argumentos nada relacionados con el orden del día. Una tensión con más sabor a partido de pretemporada, en el que los segundos de PP y Más Madrid (Inmaculada Sanz y Eduardo Rubiño) lideraron sus respectivas bancadas durante un pleno intenso, pasional y caótico que contó con 40 puntos y en el que se produjeron las emotivas despedidas del histórico activista vecinal y concejal de Más Madrid Félix López Rey -«hasta siempre», dijo-, y de la edil socialista Soledad Murillo, que lanzó un mensaje conciliador: «Me preocupa que nos perdamos el respeto». A la refriega parlamentaria se le sumó la sorpresiva irrupción desde las gradas de una decena de representantes del Sindicato de Inquilinas residentes en el número 20 de la calle San Ildefonso, que trataron de reventar el pleno entre gritos de «¡basta ya de acoso inmobiliario!».
Author: Daniel J. Ollero
Published at: 2025-07-22 22:08:38
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