Aumentar los impuestos que se cobran sobre las importaciones de mercancías – en especial, en la magnitud y la amplitud de los bienes, sectores y países de origen de estos bienes en que se propone hacerlo el presidente estadounidense – reducirá el ingreso real de los hogares y aumentará los costos de producción de las empresas estadounidenses, mucho más allá de cualquier pretendida ganancia que pudiera obtenerse de la protección que obtendrían actividades o sectores productivos específicos. El daño que se autoinfligen los estadounidense es aún mayor, pues no sólo se crean barreras arancelarias o comerciales frente a socios lejanos o con los que el grado de integración y complejidad del comercio es bajo, sino que, incluso, se erigen en el caso de México y Canadá, dos economías con las que los Estados Unidos – y su tejido empresarial, en particular – está fuertemente ligado e interconectado, en especial, desde la entrada en vigencia del acuerdo comercial entre esos países en los años 90. Si tal y como se espera a nivel global, las presiones inflacionarias resultan moderadas y transitorias – o incluso, en un escenario en que los precios internacionales de materias primas como los alimentos y los hidrocarburos continúan cayendo debido a la menor demanda, y por lo tanto manifestándose aún ciertas presiones desinflacionistas externas sobre los precios internos – la respuesta de la política nmonetaria local podrá concentrarse, también, en mitigar la desaceleración económica flexibilizando las condiciones crediticias, siempre sujeto, eso sí, a los espacios que puedan abrirse en virtud de posibles bajas en los tipos de interés en los mercados de capital internacionales.
Author: José Luis Arce
Published at: 2025-03-29 15:00:00
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