Terminamos escuchando siempre el mismo tipo de canciones, de forma que el contenido sexual permea la producción musical y llegamos a un punto de saturación: lo vemos normal, no nos asusta, no nos lo cuestionamos", esclarece, por su parte, Álvarez-Cueva, que apunta a las consecuencias de esa normalización en las mentes más vulnerables: "No se puede culpar a la música de todos los males de la adolescencia, pero matizando el contexto educativo y familiar podríamos encontrar elementos que permiten que su imaginario se construya y solidifique". "La música no es sólo entretenimiento, es un canal de comunicación que impacta directamente sobre la visión y percepción que tenemos de la sociedad y de quienes la componen", considera Lara Alcázar, jefa de campañas en Iberoamérica para la discográfica [PIAS] y vocal de la asociación MIM de mujeres en la industria discográfica. Quien fuera fundadora de Femen España tiene claro que el cambio empieza por abrir la mirada de la industria, principal objetivo de MIM, que denuncia que los hombres siguen copando el 70% del sector: "Si la mayoría de compositores, productores y artistas son hombres, las letras de las canciones reflejan su visión del mundo desde su privilegio, perpetuando estereotipos de género y normalizando discursos machistas y visiones sesgadas".
Author: Sara Polo
Published at: 2025-04-16 19:33:53
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