Poco después, el proyecto europeo Prometheus (Programme for a European Traffic of Highest Efficiency and Unprecedented Safety, por sus siglas en inglés) llevó la conducción automática a las carreteras reales de la mano de Mercedes-Benz -tras las exitosas pruebas de Ernst Dickmanns y su equipo en la Universidad Bundeswehr de Múnich- con los VaMoRs (vehículo experimentales para movilidad autónoma y visión por computadora o versuchsfahrzeug für autonome Mobilität und Rechnersehen, por sus siglas en alemán), que logró que un S-Class modificado recorriera cientos de kilómetros sin intervención humana por autopistas europeas a velocidades de hasta 130 km/h sin intervención la mayor parte del tiempo. Una conducción autónoma sin conductor que está ya cruzando la frontera entre las pruebas piloto y la comercialización a gran escala para convertirse en uno de los motores económicos y sociales más disruptivos de la próxima década, según recoge Bank of America (BofA) Institute en su informe The road ahead: The future of autonomous vehicles, que subraya que tres factores son determinantes en este camino: el empuje de la inteligencia artificial generativa; la caída de los costes tecnológicos, y la avalancha de inversión global. Siete de ellos ya ofrecen servicios comerciales sin conductor de seguridad, principalmente en Estados Unidos y China y en ciudades como San Francisco, Phoenix, Shenzhen o Wuhan, miles de pasajeros viajan a diario en vehículos completamente autónomos, mientras gigantes tecnológicos y fabricantes tradicionales compiten por liderar una industria que podría valer 1,2 billones de dólares para 2040, según BofA.
Author: Florián R.S.
Published at: 2025-11-01 16:23:25
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