Hace años que Zygmunt Bauman (Poznan, 1925-Leeds, 2017) es conocido en todo el mundo por introducir el concepto de “modernidad líquida” (2000), la metáfora de una época marcada por la precariedad de los vínculos humanos en todas las esferas (de ahí han derivado el amor líquido, la sociedad líquida o el trabajo líquido), lo que se traduce en una fragilidad, una falta de solidez, que hace encarar el futuro con miedo y angustia. El exilio a Occidente, a pesar de los problemas de adaptación que supuso en un principio, por la falta de dominio del inglés y por los retos para subsistir de todo académico joven (“La falta de dinero, la soledad y la presión de las expectativas”), le abrió las puertas a un entorno privilegiado, en el que pudo desarrollar su filosofía sin autocensurarse, retroalimentándose de las aportaciones de los colegas: “El trabajo suministra la energía que impulsa a los académicos jóvenes, que se sienten afortunados de formar parte de una universidad de prestigio. La otra cara de la moneda de las esposas a la sombra de los genios son las mujeres intelectuales o científicas a su vez que cultivaron una carrera en paralelo o incluso en colaboración con la de sus maridos, con el apoyo de estos en un tiempo en el que no todos los hombres aceptaban de buen grado que las mujeres salieran del hogar.
Author: Cristina Ros
Published at: 2025-11-15 21:25:36
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