El anuncio de la liberación de la veintena de secuestrados que aún mantiene con vida y la entrega de los cadáveres que conservaba como moneda de cambio no es más que el primer paso para una capitulación que la banda terrorista pretende ahora negociar para tratar de asegurar su permanencia en la misma Franja que ha sacrificado durante dos años de terror. No tiene mayor margen de maniobra Irán para responder al desmantelamiento progresivo de la red terrorista con la que a cara descubierta operaba en este área: perdió el brazo armado de Hizbolá en el Líbano, asistió al desmantelamiento de sus franquicias en Siria e incluso fue advertida por Estados Unidos con un bombardeo –la operación Martillo de Medianoche, el pasado junio– que sirvió para identificar y amedrentar al verdadero enemigo a batir en la guerra que, en las carnes de Israel, Hamás declaró a Occidente el 7 de octubre de 2023. Quienes desde el recrudecimiento de la ofensiva de Israel, cuyos atroces métodos bélicos tendrán que ser escrutados con el máximo rigor, izaron la bandera de Palestina como aparente gesto humanitario tienen a partir de ahora la oportunidad, y también la obligación ética, de ser coherentes con su activismo y respaldar un plan que, aún sembrado de incertidumbre y obstáculos, quizás insalvables de forma pacífica, no tiene otra finalidad que garantizar la paz en el conjunto de Oriente Próximo –no solo en Israel–, un área de la que para siempre ha de desaparecer la lacra del terrorismo alentado por Irán.
Author: (abc)
Published at: 2025-10-04 17:06:28
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