La disputa conceptual de los últimos días, que ha enardecido platós y tertulias en las televisiones vasca y nacional, ha desatado no solo la rabia de los defensores de la tauromaquia, sino también el miedo institucional a un lenguaje que revela algo que les resulta insoportable: la lucidez de la ética animal. Cuando en el programa Teleberri por la noche de la EITB (radiotelevisión pública del País Vasco) alguien se atrevió a pronunciar la palabra “asesinados” para referirse a las víctimas de las corridas de toros de los Sanfermines, automáticamente se activaron todos los mecanismos de defensa del statu quo: el lobby taurino saltó como si esa palabra fuera un abismo y no pudieran permanecer ni un segundo en su borde; los editoriales de prensa se atragantaron en el vértigo de esa caída; quienes presentan y conducen tal espacio abismal prefirieron los eufemismos: “sacrificio”, “lidia”, “fiesta”, “toreo”. Pero, por un instante multitudinario, la televisión vasca permitió que la semántica reclamara justicia y dignidad para los no humanos, gracias a un periodista que se atrevió a llamar a las cosas por su nombre.
Author: Ruth Toledano
Published at: 2025-07-20 20:13:44
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