Durante el exilio de la Segunda Guerra Mundial, en 1943, escribió El Principito, un cuento de niños no para niños, que consigue cifras inalcanzables (datos de esos que el Principito decía que es lo único que entendemos los mayores). El Principito visita planetas habitados por figuras que encarnan la rutina absurda y la pérdida de humanidad: el rey que quiere mandar sin sentido, el vanidoso que necesita admiración, el hombre de negocios que "nunca ha aspirado una flor, nunca ha observado una estrella, nunca ha querido a nadie. Aquí está una de las lecciones más poderosas de Saint-Exupéry para el mundo de hoy, y en particular para el mundo empresarial: en la búsqueda constante de resultados, números y objetivos, se corre el riesgo de perder la conexión real, la creatividad y la pasión.
Author: Adela Balderas
Published at: 2025-08-10 21:55:03
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