No se trata, pues, tan solo de un juicio penal, sino sobre todo de la oportunidad histórica que cada ciudadano tendrá de emitir un juicio personal sobre la responsabilidad política de Álvaro Uribe Vélez como hombre público y estadista, cuyas decisiones y acciones han gravitado sobre la vida, seguridad y prosperidad de millones de colombianos, pero también sobre la dignidad y muerte de miles en desarrollo de políticas gubernamentales como la llamada “Seguridad democrática” contra el terrorismo. Pero volviendo a nuestra política doméstica y su máximo protagonista durante los últimos 25 años, nos encontramos curiosamente con una historia parecida, pues Álvaro Uribe Vélez fue reelecto en el 2006 pese a un delito de “lesa constitucionalidad”, ya que la reforma del artículito de la Constitución que lo permitió se realizó mediante el delito de cohecho y el escándalo de la Yidispolítica[x], que culminó con la condena de sus exministros de Justicia y Derecho, Sabas Pretelt de la Vega y de Protección Social, Diego Palacio Betancourt[xi], entre otros implicados como los congresistas Yidis Medina y Teodolindo Avendaño. Basta este breve recuento de graves ilegalidades y crímenes, penalmente demostrados y cometidos por dichos funcionarios en dependencias adscritas a la Presidencia de la República, todos ellos nombrados por Álvaro Uribe y bajo su estricta subordinación, para concluir que le resulta imposible eludir su responsabilidad política, pues entonces los defendió públicamente como “buenos muchachos”[xx]: “Antes de que, en 2011, lo condenaran a 28 años de cárcel por haber entregado información privilegiada a los paramilitares que asesinaron al profesor Alfredo Correa de Andreis, el exdirector del DAS Jorge Noguera había sido calificado como un “buen muchacho” por Álvaro Uribe, quien en otras ocasiones se ha referido así a algunos cercanos que terminan cuestionados o condenados”.
Author: Hernando Llano Ángel
Published at: 2025-07-13 14:09:34
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