Los versos no eran suyos pero cantó desde el alma el padecimiento colectivo de la guerra en War pigs de Paranoid (1970), como retrató con honestidad el espiral desolador del adicto en Snowblind de Vol.4 (1972); ambas joyas de su catálogo junto a Black Sabbath, cuando la banda estaba escribiendo el manual del género como música y cultura. En medio de la locura y la expresión desquiciada, Ozzy imprimía un toque de comedia, más cerca de la casa de terror de un parque temático, que de una verdadera adoración por lo oculto, comprendiendo junto a Black Sabbath la fascinación humana por el misterio y la oscuridad, apelando a la estética católica de contornos góticos. Su esposa Sharon, hija del legendario manager Don Arden, un empresario de artistas rock con las maneras de un gángster, es la artífice no sólo de su reinvención, sino de convertir a Ozzy en una figura pop a nivel global conquistando la televisión con el reality familiar de comienzos de 2000, y replicando el modelo de grandes festivales con el Ozzfest, convertido en una marca que permitió al metal mantener su importancia cultural, independiente de los flujos del pop.
Author: Marcelo Contreras
Published at: 2025-07-22 20:52:53
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