La fachada exterior se reformó para colocar unas puertas exteriores y eso obligó a retirar, entre otros elementos, el conjunto escultórico del que formaban parte ambas figuras, identificadas inicialmente como los patriarcas Abraham e Isaac —padre e hijo—aunque, desde su salto a la fama judicial, investigaciones más recientes, como la de Francisco Prado-Vilar, apuestan porque su identidad sea, realmente, la de los profetas Jeremías y Ezequiel, con los que comparten una vida de éxodo: si los de piedra fueron arrastrados contra su voluntad a Meirás, los de carne y hueso sufrieron el exilio al que los condenó Nabucodonosor, el rey de Babilonia. Mientras Fernández Prieto animaba a analizar el fallo judicial con ojos de historiador, Monteagudo hacía cálculo de probabilidades: “Si en Madrid hay ochenta jueces de primera instancia y teóricamente van por sorteo, ¿cómo pudo caerle la causa a esta señora, siendo nieta de un general del ejército que trabajó con Franco, que el padrino de sus padres fue el primo de Franco, que tras su boda fueron recibidos en el Pazo de Meirás...?”. La que espera que abra el camino a recuperar los bienes que aún permanecen expoliados en la antigua residencia de verano del dictador, esa que, a 70 kilómetros de Compostela, todavía espera un último veredicto del Supremo sobre su propiedad y en la que dos profetas de granito pasaron, por obra y gracia de la rapiña franquista, los últimos 70 años.
Author: Luís Pardo
Published at: 2025-12-07 20:38:58
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